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Oct

2020

Hablando de la pandemia: ¿vivimos la era de los cisnes negros?

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“El Cisne Negro” no es solo una película sobre una bailarina de ballet. Taleb, quien además fuera corredor de bolsa, lo define como un fenómeno altamente inesperado por improbable, de consecuencias devastadoras y retrospectivamente explicable.

Por Koko Zavala. 05 octubre, 2020.

Foto de AP. Publicada en la National Geographic.

En el 2007, el filósofo-matemático e inversor Nassim Nicholas Taleb, publicó la teoría del cisne negro o sucesos del cisne negro, la misma que plantea, metafóricamente, la vulnerabilidad de la modernidad ante sucesos sorpresivos y letales como la actual crisis sanitaria, y, cómo reacciona la humanidad para superarla.

El doctor Ernesto Gallo, director del programa académico de Contabilidad y Auditoría de la Universidad de Piura y profesor visitante del PAD, analiza en esta entrevista la repercusión que ha generado esta pandemia a nivel mundial, y si esta corresponde a uno de los cisnes negros descritos por Taleb.

“El Cisne Negro” no es solo una película sobre una bailarina de ballet. Taleb, quien además fuera corredor de bolsa, lo define como un fenómeno altamente inesperado por improbable, de consecuencias devastadoras y retrospectivamente explicable. Su idea es que confiamos demasiado en la distribución normal de acontecimientos, pero ignoramos los extremos, los ‘outlayers’. La actual pandemia es uno de esos cisnes negros que afectan a la sociedad entera.

Impacto económico e inflación
Respecto al impacto sobre la economía mundial, Gallo señala que la actual pandemia es indudablemente un gran cisne negro, pero tiene una particularidad: no afecta a la infraestructura productiva. Carreteras, fuerza laboral, capacidad gerencial, universidades, tecnología, red celular, internet etc. están casi intactas. El gran impacto ha sido la drástica reducción de la demanda, lo que ha cortado la cadena de pagos.

Precisa que la recuperación es manejable en un año con una política económica al estilo Keynesiano sin generar inflación, ya que las empresas están muy por debajo de la capacidad instalada de producción y la economía también está debajo del PBI potencial. Inyectar liquidez a consumidores y capital de trabajo a los productores para activar la demanda del consumidor y del estado “jalará” a la producción de bienes finales; esta demanda jalará a su vez a la demanda trabajadores, de bienes intermedios y materias primas.

“Viviremos una crisis muy grave; pero, pasajera, aunque hay sectores en los que sus empresas nunca se recuperarán por la reducción permanente de la demanda, a pesar de que se vuelva a la normalidad”, acota.

Los países que no tienen recursos para detectar y aislar temprano a los enfermos emprenden severos programas de aislamiento y de ayuda los más pobres, o enfrentan la Darwiniana “sobrevivencia del más fuerte” viendo cómo la gente muere tosiendo en las calles hasta que finalmente se llegue a la “inmunidad de la manada”, la vacuna puede llegar tarde, cuando ya se infectó la mayor parte de la población.

Desde el punto de vista humanitario, comenta el profesor de la UDEP, nos duele ver las estadísticas de muertes por la pandemia, al lado de un mayor número de muertes por causas normales, casos que no se pueden atender por el colapso de los más avanzados sistemas de salud del mundo.

Los ornitólogos pensaban que solo existían los cisnes blancos, hasta que en Australia se encontraron cisnes negros lo que causó una gran conmoción en la ciencia. Taleb aplica esta paradoja a la economía, y analiza cómo Beirut una ciudad cosmopolita, donde coincidían y prosperaban gentes de diversas razas y religiones, vivió luego una cruel guerra. También analizó, bajo ese marco, la crisis asiática de 1997 que fue devastadora en el mercado financiero y afectando seriamente la economía.

Futuros cisnes
Gallo amplía su visión y añade que de acuerdo con la teoría de Taleb, hemos visto otros cisnes como la crisis inmobiliaria del 2008, así como el terremoto y maremoto de Japón. “En mi discurso de apertura del Simposio Mundial de Agronegocios en Budapest, hace unos años, planteaba que un futuro Giga Niño podría ser un súper cisne negro que puede cobrar muchas vidas, además de dañar la infraestructura productiva, con efectos duraderos a largo plazo, más devastadores que el coronavirus”.

Felizmente, agrega, el Godzilla Niño del 2015, por razones aún no explicadas no golpeó las costas de América a inicios del 2016; los países se prepararon, pero “El Niño no llegó, solo llegó una cola que se manifestó en Sudamérica en el 2017, como los científicos locales no lo pudieron explicar con sus particulares paradigmas lo bautizaron como Niño Costero”.

El cambio climático
Según Gallo, “otros cisnes negros que preocupan a intelectuales como P. Krugman, quien reclama al presidente Trump que les ponga atención, son los mega eventos ambientales que pueden venir debido al cambio climático”, esos cisnes negros, dice, además de cobrar muchas vidas humanas y a la vez destruir la infraestructura productiva, cosa que no ocurre con coronavirus, “pueden tener efectos devastadores ya que podrían llegar en bandadas”.

“Nótese las inundaciones y el terremoto que azotaron recientemente a China y México, en plena pandemia y los devastadores incendios que vive California y el Huracán en el atlántico, ahora en agosto. Roguemos a Dios que no regresen los mega Niños hasta que hayamos arreglado la infraestructura local, pero que si regresen Niños moderados que rellenen nuestros reservorios y acuíferos, y que los cisnes negros no lleguen en bandadas”.

Aunque ciertos analistas consideran que Perú sería menos sensible al cambio climático, T. Friedman, refiere Gallo Olmos, habla de otros cambios “climáticos” además del medioambiental. Estos también nos afectan para bien o para mal, son cambios en los ambientes en los que se desarrollan la empresa y la sociedad estos son la interdependencia global y la economía digital.

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